DE LA NADA A LA CARNE Y DE LA CARNE A LA NADA
"Balzac intuyó desde hace mucho tiempo que en la pintura algo tan tremendo puede presentarse de repente, que nadie puede manejar”.
Rainer Maria Rilke en una carta a su esposa, Clara Rilke, 1907.
No hay misterio más profundo que el de la generación de la vida a partir de la nada. Ninguno se asemeja al inexplicable fenómeno de la encarnación, excepto posiblemente, el acto artístico, en tanto que creación de algo, –a la vez matérico, intelectual y espiritual– en donde antes no lo había. Al vislumbrar una equivalencia entre arte y vida, muchos filósofos, escritores, místicos y religiosos han intuido que también la hay entre el artista y Dios. En el prefacio de uno de los textos más fundamentales de la historia del arte occidental, “Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos” (1550), Giorgio Vasari (1511-1574) afirmó que Dios fue el primer artista. Al referirse a la vida de Miguel Ángel, Vasari insistió en la comparación entre creación y arte cuando dijo que, al observar “La creación de Adán”, uno no parece estar contemplando el trabajo de un pincel sino la creación misma.
En su novela corta, extraordinariamente visionaria de 1831, “La obra maestra desconocida”, Honoré de Balzac (1799-1850) introduce a tres pintores de diferentes edades y en distintos ciclos de madurez artística: el joven e inexperto Poussin, el pintor respetado y establecido Porbus y el viejo maestro Frenhofer. Balzac plantea, entre otras cuestiones, la disolución de los límites entre la pintura y el ser, la fascinante metamorfosis del objeto pictórico en aquello que este representa y el rol que juega el artista en esa transformación, alimentada por el impulso erótico-amoroso.
Al igual que el escultor Pigmalión –quien fuera seducido por la belleza de su fría efigie de mármol hasta que esta llegó a transformarse en una mujer de carne y hueso– el anciano Frenhofer vive enamorado de su propia creación y la oculta celosamente en la intimidad de su taller pues exhibirla ante ojos ajenos equivaldría a corromperla; para el viejo pintor, la pintura –su pintura– se ha hecho carne y mirarla es poseerla. Esta obsesión con la obra-mujer lo lleva hacia el final del relato a destruirla y a destruirse a sí mismo. Así, Balzac sugiere una variación del mito fáustico: la búsqueda del absoluto a cambio de la muerte, el potencial creativo y destructivo –la tensión del Eros y el Tánatos– que laten en el artista.
En contraposición a la humanización del cuadro, Balzac también plantea la cosificación de la persona –más concretamente, de una mujer– en nombre del arte: el joven Poussin sacrifica a su amada Gillette y la ofrece como modelo a Frenhofer a cambio de presenciar su gran obra maestra secreta. Una vez más, existe una correspondencia entre la mirada y la posesión sexual.
“La obra maestra desconocida” fue el detonante y eje curatorial de esta muestra virtual titulada “This Room No Longer Has Walls”, integrada por siete pintores de diferentes orígenes geográficos y generaciones: Peter Clossick (Londres, 1948), Juan Carlos del Valle (CDMX, 1975), Antonio Gritón (CDMX, 1953), Sherry Kerlin (Nueva York, 1944), Roberto Rébora (Guadalajara, 1963), Germán Venegas (Puebla, 1959) y Neale Worley (Buckinghamshire, 1962). La exposición rinde homenaje a la pintura, al pintor y a la creación plástica impulsada por el amor. Cada uno de los participantes de este encuentro pictórico explora nociones relacionadas con los límites de la representación, la carne y la piel pictórica, las polaridades encontradas del erotismo y la muerte y la tensión entre el sujeto-objeto pintado y el ser.
La novela de Balzac, leída y releída, interpretada y reinterpretada incontables veces desde 1831 hasta el presente, fascinó a artistas modernos paradigmáticos como Cézanne, Matisse o Picasso. Este último, además de ilustrar la historia balzaquiana con una serie de aguafuertes, vivió entre 1937 y 1955 en el número 7 de la Rue des Grand-Augustins en París, la histórica casa donde se sitúa el primer capítulo de la novela.
A diferencia de aquel mítico estudio parisino, “This Room No Longer Has Walls” plantea una habitación fluida, sin muros temporales o espaciales, aludiendo a la posibilidad de visitar la muestra en una sala virtual que carece de barreras físicas y cuyo punto de partida y de llegada es la pintura misma: presente, pasada y futura.
TOUR VIRTUAL
OBRAS
JUAN CARLOS DEL VALLE
Dough, 2021
Oil on canvas
25 x 20 cm
PETER CLOSSICK
Mirror Self, 2016
Oil on wood on panel
62 x 62 cm
ROBERTO RÉBORA
Nariz de Laris, 2021
Graphite and tempera on paper
30 x 30 cm
PETER CLOSSICK
Mirror, Mirror, 2016
Oil on wood on panel
71 x 51 cm
*Prize-winning painting in the New English Art Club Annual, 2016.